Brokeback Mountain I

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Pocos filmes logran penetrar en lo más profundo de mis sentimientos, pocos logran hacerme sentir vulnerable frente al amor, a la intolerancia de las personas, a las diferencias de los seres humanos; pocos llegan a revolver mis sentimientos, a lograr una catarsis y un mejor entendimiento de mi interior.

Brokeback Mountain lo ha logrado y no sólo me dejó encantado su música o su impecable trabajo fotográfico, cuando vi las primeras escenas me di cuenta del poder de las historias y de las imágenes para llegar al espectador, de cuán poderoso puede ser el sentimiento del amor, pero sobretodo, comprendí lo grande que puede llegar a ser, desde su umbral, evitando encasillarlo en géneros, tendencias o situaciones, simplemente existiendo bajo una situación conflictiva, violenta y dolorosa para sus protagonistas.

Acá el amor, no contempla distancias, es totalmente atemporal y sobrevive sin límites, sobrepasa el concepto de “fidelidad” definido como la capacidad de no “acostarse” con varias personas cuando se tiene una relación sentimental. El amor sin concepciones moralistas, sin necesidad de ser juzgado por la sociedad hipócrita, alejado de ella misma y confinado en lo más profundo de unas bellas montañas.

De alguna manera este film me ayuda a comprender muchos conflictos de parejas en busca de una “felicidad” que no se encuentra en los placeres materiales, se logra únicamente cuando somos capaces de “aceptar” al otro, con defectos, virtudes, glorias y errores, nace de la necesidad de compartir, de mostrar al otro, nuestro interior, dar un poco de nosotros para hacer sentir bien al otro pero recíprocamente, y así tener un crecimiento en todas las facetas de la vida con nuestra pareja. La felicidad muchas veces se tiene, pero carecemos de “visión” para darnos cuenta de que existe y vamos de lado a lado, buscando una que posiblemente es falsa, de pronto retrocedemos un poco y nos damos cuenta que la felicidad existió y permanece en el presente y solo cuando la hemos perdido nos damos cuenta de que estaba ahí y no hay necesidad de encontrarla en contravía de nuestras acciones, llega y estará para quedarse, es cuestión de aceptarla y vivir plenamente nuestras vidas.

Me pregunto ahora, hasta qué punto nuestras acciones, permiten cometer el acto brutal de asesinar a una persona, tan solo porque no “encaja” dentro de los parámetros establecidos por una sociedad basada en amores momentáneos, constantes maltratos y una cobardía por dar y recibir todo el amor, que cada ser humano puede dar desde lo más profundo de su corazón y de su alma.